Este insecto es capaz de
dañar el tabaco almacenado, tanto en rama como el producto manufacturado, y
puede encontrase en cualquiera de sus fases de desarrollo: huevo, larva, pupa y
adulto.
Los huevos, de color blanco
y una longitud de aproximadamente 1/2 mm (1/64"), son depositados sobre el
tabaco por las hembras adultas (hasta 100 huevos por hembra), y eclosionan
entre 6 y 10 días más tarde. Los huevos sólo son viables durante unos 35 días.
Las pequeñas larvas, blanquecinas y con forma de gusano, miden unos 4
mm (1/6") al final de su desarrollo y están cubiertas de unos finos y
largos pelos de color pardo que les dan una apariencia "peluda"; sus
cabezas tienen una marcas pardo-amarillentas. Se alimentan durante un período
de 5 a 10 semanas (dependiendo de la temperatura), y es durante esta fase
cuando originan el enorme daño a los cigarros con sus perforaciones. A
temperaturas inferiores a los 15-16 grados C (60 grados F) se aletargan, pudiendo
permanecer en este estado durante varios meses.
Las larvas se
transforman en pupas dentro de
delicados capullitos durante un período de 2 a 3 semanas, permaneciendo
inactivas durante este tiempo. El ciclo completo de vida, desde huevo a adulto,
es de 10 a 12 semanas. En climas cálidos, pueden existir de 5 a 6 generaciones
por año.
El imago o insecto adulto es ovalado, de unos 2 a 3 mm (1/10
a 1/8") de largo y con un color pardo-rojizo; tiene un cuerpo duro
recubierto de finos pelos que le dan un brillo dorado; su cabeza está doblada
hacia abajo, dándole un aspecto "jorobado". Es buen volador, prefiere
la luz tenue, temperaturas superiores a 18 grados C (65 grados F) y puede vivir
hasta un mes.
Los fabricantes de tabaco
fumigan no sólo la materia prima en sus almacenes, sino también el producto
terminado en cámaras de vacío adecuadas. Por supuesto, los tabacos falsificados
y los "hechos en casa" no son sometidos a estos procesos. Por ello, a
la hora de guardar los cigarros en nuestros humidores deberemos tener muy en
cuenta aquellos cuyo origen no esté claramente determinado. Los puros que no
han pasado los correspondientes tratamientos insecticidas tienen mayores
probabilidades de contaminar nuestros mejores ejemplares.
La Lasioderma no sólo ataca a cigarros y cigarrillos, sino que
también constituye una plaga para la mostaza, las guindillas, clavo, uvas pasas
y material de tapicería. También puede provocar daños importantes en libros y
todo tipo de plantas secas.
Un Partagás Serie D5 E.L 2008 atacado por Lasioderma
Generalmente no es
necesario (¡ni aconsejable!) utilizar insecticidas sobre nuestros cigarros en
el entorno doméstico. Un período de cuatro días de congelación intensa de los
cigarros sospechosos destruirá todos los insectos que pudieran contener,
cualquiera que sea la fase de desarrollo en la que se encuentren. Los cigarros
se introducirán previamente en bolsas de plástico tipo "zip-lock", y
se mantendrán un día en la nevera antes y después de su congelación con el fin
de que la transición de temperaturas no sea tan brusca.
Los cigarros que han estado
almacenados durante aproximadamente un año sin ningún signo de haber sido
atacados, pueden ser considerados como "exentos de escarabajos". Pero
pueden hacerse vulnerables si se mezclan con cigarros frescos o recién
comprados, o si se colocan en un sitio donde un insecto hembra pudiera
depositar nuevos huevos.
Téngase también en cuenta
que el hecho de que mantener unas condiciones ideales de almacenamiento (21
grados C ó 70 F y un 70% de humedad relativa) no es suficiente para garantizar
que los cigarros estén a salvo de los ataques de estos insectos.
Por Rafael Bernardo
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